Foto de una estatua de un Aguila marcando la Ruta por la que viajó NapoleónLa carretera de la costa que une Cannes con Antibes en la Riviera francesa es famosa en todas partes por su increíble belleza, pero además, los amantes de la historia también saben que fue aquí, en el pequeño pueblo costero de Golfe Juan, donde el 1 de marzo de 1815 Napoleón Bonaparte, recién escapado del exilio en la isla de Elba, comenzó la marcha junto a un grupo de leales seguidores para recuperar sus título en París. Más tarde la ruta que tomaron desde la costa a Grenoble se convirtió en la mítica Ruta de Napoleón y se ha mantenido como una ruta popular entre los amantes de los viajes hasta hoy en día.

Aunque la razón por la que eligieron este itineratio fue para evitar la resistencia de los seguidores del trono, y no tuvo nada que ver con la belleza del panorama, es difícil imaginar que no paró y quedó maravillado contemplando el paisaje en algunos puntos. En aquellos tiempos Cannes no celebraba todavía el festival de cine plagado de famosos, y Antibes no recibía los turistas en verano que disfrutan del prestigioso festival de jazz, pero no hay duda de que la zona merecía ya la pena entonces, aunque uno tuviese mucha prisa por continuar y retomar el gobierno de Francia… otra vez.

Si quiere seguir la ruta desde el principio, alojarse en Cannes sería lo ideal ya que New York Habitat cuenta con varios apartamentos en la zona.

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A medida que seguían la marcha hacia París, el general francés y su pequeña tropa se cruzaron con el dulce aroma de la ciudad de Grasse, que se erigía orgullosa en la ladera de una montaña y que ya entonces era la capital mundial del perfume. Además de su microclima Grasse ha sabido mantener la autenticidad de su pasado medieval al mismo tiempo que numerosas galería se dedican al arte moderno y atraen a los seguidores del arte actualmente. Además, si está por aquí en agosto no debe perderse la animada Fiesta del Jazmín, el Festival anual del jazmín con un desfile, actuaciones en la calle, batalla de flores y fuegos artificiales.

Un poco más arriba, en Digne (o Digne-les-bains) es donde el emperador paró a comer y una pequeña placa en la esquina de unas de sus calles (la rue du Jeu de Paume y el cours des Arès) no dejan que nadie lo olvide. Digne se sitúa en el límite entre la Provenza y los Alpes, rodeado de interminables campos de lavanda. Es un lugar al que se desplazan muchos amantes de los spas y las aguas termanes, ya que tiene aguas muy renombradas y un clima muy favorable.

Aunque no esté interesado en la historia militar, disfrutará de esta región que combina el mar, las montañas, el sol y miles de flores. No dude en compartir sus comentarios a continuación.